La asignatura propone a la música como “un hecho social porque está en la sociedad y, por tanto, lo verdaderamente importante será conocer cuál es la función o funciones de la música dentro de la sociedad” (hormigos & cabello, 2004). Algunos estudios relevan el papel crucial de la música en la construcción de la identidad colectiva, ideología, valores, imaginarios o la producción de estéticas y estilos de vida contemporáneos (frith, 1988, hormigos y cabello, 2004, fubini, 2001). Así, encontramos al rap, el reggaetón, mambo, el boom bap, el trap, el neoperreo, entre otros géneros musicales, los cuales poseen en común una estética surgida y desarrollada principalmente en los barrios precarizados de estados unidos, para posteriormente ser apropiadas en otros contextos (mitchell, 2001). Actualmente, el trap es un género musical global derivado de la cultura hip-hop que comenzó a tener notoriedad a principios de la década de 1990 en algunas ciudades del sur de estados unidos. Desde un ámbito estilístico, el género apela a la tradición vocal del spoken word o palabra hablada que ha sido definitorio en todos los subgéneros del rap junto al beat o bases musicales sintetizadas en el sampling (katz, 2012). Como atributos estéticos distinguibles del trap está un timbre de voz opaco y la subdivisión binaria del tempo en figuras rítmicas de corta duración (miles, 2018). Por otro lado, la asignatura busca aproximarse -mediante un enfoque inter y transdisciplinario- a la generación más joven, y sus “estilos espectaculares”, en tanto “metáfora de la actual transformación epocal” a la cual asistimos (hall & jefferson, 2014). Es decir, como encarnación de los cambios históricos, culturales, políticos, económicos, en la subjetividad y los imaginarios, donde la aceleración de las tendencias sociales predominantes se deja ver más penetrante, debido a que poseen una inédita capacidad para asimilar, procesar e integrar transversalmente la información y los códigos desanclados que hoy circulan por todo el planeta (margulis, 2003). La condición juvenil, vivida tan diversamente como de modo desigual en nuestro continente, sería una posición desde y a través de la cual se experimenta el cambio cultural y social (urteaga, 2012). Generando a través de ello pistas significativas que aporten al debate público (burawoy, 2005) sobre las principales mutaciones que ha experimentado esta condición social, sus componentes identitarios y de género (butler, 2007), sus vehículos de expresión y comunicación, sus ritos de consumo, su narrativa, su épica, sus signos y estética, aspiraciones, creencias, su concepción del mérito y el esfuerzo, sus concepciones de la violencia, su crítica social, sus formas de cohesión social, sus formas de ser y hacer, sus imágenes de futuro.